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El proyecto Cromatografías de memoria explora el uso de la cromatografía del suelo para identificar posibles restos humanos en fosas de la Guerra Civil.

La cromatografía es una técnica científica utilizada para el análisis de la tierra. A partir de muestras recogidas en el Priorat, y mediante técnicas como la cromatografía circular de Adri Bakker o la Dinamólisis capilar de Lili Kolisko, junto con programas multiespectrales que permiten identificar con mayor claridad los resultados obtenidos, el proyecto transforma el suelo en patrones visuales abstractos.

Retratos de tierra que, más allá de su apariencia analítica, aséptica y científica, propia de un laboratorio —y de los hospitales de sangre del Priorat en la retaguardia de la batalla del Ebro— narran historias de vida, muerte y resistencia en lugares como el túnel de l’Argentera, con el doctor Rafael Pulido Cuchí, el capitán médico del tren hospital número 20, quien escribió y documentó intervenciones realizadas en dicho tren; las cartas del brigadista John Cookson enviadas a su padre; y las fotografías de Alec Wainman, no exentas de infortunios: el Alzheimer que afectó tanto a Wainman como a su editor condenó su obra a un largo silencio y olvido.

Entre estas voces también destacan las fotografías de Robert Capa, Endre Ernö y Gerta Taro; y la enfermera Patience Darton en la cueva de Santa Lucía, quien se enamoró y casó con el brigadista Robert Aaquist. El idilio duró solo unos meses, ya que Aaquist murió en la primera semana en el frente del Ebro. Darton nunca olvidó a su compañero, por lo que fue incinerada envuelta en el abrigo de su amado.

Este proyecto ha sido posible gracias al premio Isabelle Meyer 2024, de Terra d'Art.

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