Olga Olivera-Tabeni
Portland del Ebro se origina desde la pieza Una acción de comprar acciones, que en principio trataba de la compra y venta de acciones a través de portales de internet de la antigua cementera de Almatret. Fábrica ubicada en la franja catalanoaragonesa, al pie del Embalse de Ribarroja, y parcialmente sumergida en el mismo. Aunque construida entre 1956 y 1962 no entraría nunca en funcionamiento. Un megaproyecto -dicen los medios de la época- que debía ser de los más grandes e importantes de Europa. El trabajo parte de un estudio previo del territorio, de la empresa, de su historia, que es lo que habitualmente haría cualquier accionista, para pasar a la absurda compra y venta de acciones de una ruinosa fábrica.
En el proyecto también se superponen las historias de gente, las que se generan desde las propias acciones.
Portland del Ebro trata de situarnos en estos espacios para hacer reflexión, en torno a la idea del capitalismo, al valor del dinero- es básicamente un proyecto económico- pero al mismo tiempo en la relación con el arte, como el arte se sitúa en esta escala de valores, o lo evade, al menos en algunas corrientes de carácter conceptual. O la incapacidad del artista que en este caso no sabe cómo generar valor y dinero en sus acciones que ahora son arte.
Portland del Ebro es la historia de una gran empresa que no tuvo historia en el sentido esperado, como fábrica de cemento, o de un proyecto de cemento sin materia prima. Todo en principio tratado desde el tamaño del gran proyecto, su estridencia y opulencia visual, monumental, como sería de esperar con unas estructuras de esta gran envergadura. Didi Huberman en la Supervivencia de las luciernagas; diría que son los reflejos deslumbrantes de las grandes máquinas de estado. Pero al mismo tiempo, como acabamos entrando, nosotros mismos, como luciérnagas que somos, en las pequeñas cosas medio escondidas -las que a primera vista no vemos medio deslumbrados por los reflectores de tanta pompa visual- como las huellas naturales grabadas en sus muros y elementos sustentados, o los agujeros y sus ausencias.
Desde los tecnicismos, o de la idea de progreso moderno, quizás podríamos pensar que es un proyecto distópico, pero no por ello aleccionador. Y aunque más allá, hay un intento, un deseo, una propuesta, de entender y reivindicar estos espacios desde el olvido y el silencio, los que se han generado de hecho desde los residuos del capitalismo, pero que ahora en desuso, alejados de los movimientos financeros y las bolsas, permiten -siempre que podamos mantener su condición ruinosa- que les pensamos y los consideremos como nuevas tierras ignotas, finisterres, como éste de Almatret, desde donde poder empezar a experimentar y crear.
​
Piezas del proyecto:
​
Una acción de comprar acciones. Libro de artista, Papel reciclado. DINA4. 200 páginas. Acciones, sobres, papeles diversos. 2020
​
Tres historias del infraordinario. Tres vídeos. de 6,40 min; 9,10 min y 20,30 min. 2021
​
Inventario 3410-64. Tres vídeos de 20,22 minutos cada uno, y audio. 2020-21
​
Agujeros. Libro de artista. Papel reciclado. DINA4. 100 páginas. Fotografías sobre foam. 2021
​
Fósiles con concreto. Impresiones sobre papel vegetal, y fotografías para tableta. 2021
​
Enlace al artículo de Ana G. Chouciño. Olga Olivera-Tabeni, Portland del Ebro, la possibilidad de un Finisterre.
https://www.brit-es.com/author/choucino/
​
​
​